11/9/13

Cambio de Personalidad - Cap. 9

Aqui el segundo prometido del día !!

Capítulo 9: Los sentimientos de ella.

—¿Tsubasa, que paso con Ayami? —preguntaba Nana al acercarse a ella.
Ayami no reaccionaba, mientras que Sakura bajo del juego al verlas allí abajo seguida por Sazuke, quien no entendía nada de nada, solo quería ver a Sakura y estar con ella.
—Lo siento, debemos irnos —dijo Sakura—; después hablamos, Sazuke sonrió y corrió con sus amigas.
—Eh… Nos vemos —Sazuke las vio alagarse sin mover un musculo.
Después de llegar a un lugar más privado, Nana continuó insistiendo pero Ayami no respondía.
—¡Tsubasa, respóndenos! ¿Qué paso con Ayami?
—Y-Yo… Yo… Soy Ayami —respondió perdida en la nada.
—¡¿Qué?! Ayami ¿Cómo paso?
—Entonces, Tsubasa… ¿Por qué se fue? —Se preguntaba Nana.
—No estoy muy segura, sucedió arriba de la rueda…
—¡Deben de estar muy feliz! —sonrió Sakura—¡Es algo para celebrar!
—Para, Sakura… —dijo Nana observando la expresión de Ayami.
—Ya… Ya debo ir a casa, quiero ver a mi familia —Bajo la mirada y comenzó a caminar.
Nana y Sakura la entendieron y dejaron a solas para que pudiera pensar este cambio con tranquilidad, debió ser duro para ambos algo tan de repente. Aunque Ayami estaba así por otra razón, la cual acababa de comprender. Al llegar a casa, esas preocupaciones se desvanecieron por un momento, momento en que volvió a ver a su familia. Una alegría inmensa la invadió en su interior, abrazando a todos, los cuales se asustaron por la sorpresa, ellos no sufrieron su ausencia como ella la de su familia. Después de cenar y sentirse al fin en casa, Ayami tomo un baño y se acostó a dormir, antes miro su cuerpo al espejo y sonrió, “al fin he vuelto” repetía una y otra vez en su mente. Pero en cuanto entro en su cama y se arropo, los pensamientos confusos volvieron a su mente, la voz de Tsubasa se repetía una y otra vez.
Al día siguiente se sentía nerviosa, no sabía cómo encarar a Tsubasa después de lo sucedido, aun así fue valiente. Al entrar al salón de clases, todo se sintió como si nada hubiera pasado, como si nunca nada hubiera cambiado. Sakura y Nana la saludaron como de costumbres, los demás compañeros seguían sus vidas habituales incluso Tsubasa. Él estaba sentado en su banco y recostado durmiendo sobre su mesa, como siempre lo hacía, nada era distinto al pasado, todo había vuelto a la normalidad. “¿Pero, por qué me siento molesta?”; preguntaba en sus adentros Ayami “¿Por qué siento que esta no es mi vida?”. Preguntas que no tenían respuestas, preguntas que la hicieron perderse en la nada mientras tomaba su asiento, sus amigas la hablaban pero ella seguía mirando por la ventana con esa mirada perdida más allá de los árboles.
—¡Ayami! ¡Ayami!
—¡Eh! Sakura, perdón… Estoy algo perdida.
—Nos dimo cuentas ¿Algo malo paso? —pregunto Nana.
Pero ella lo negó con un leve movimiento de cabeza.
—¿Entonces por qué Tsubasa y tu actúan como si nada hubiera pasado? ¿Ya no se hablaran más? —decía preocupada Sakura, quien había tomado cariño a su nueva amistad.
—No… No lo sé —dijo sin ánimos—; debo ir al baño.
Ayami se puso de pie y dejo el salón, sus amigas se comenzaron a preocupar. De camino al baño, Ayami seguía perdida, caminaba lentamente hasta que alguien la llamo. Era Kai, que estaba feliz de verla y ansioso por su prometida salida, ya que sería en las fiestas.
—¿Cómo estás? —pregunto sonriendo.
—¡Bien, bien! En verdad me siento yo misma de nuevo —dijo sonriendo.
—La verdad que yo noto lo mismo, sentía que estaba perdida pero hoy te vez… Te vez como la Ayami que ya extrañaba.
Ayami estaba feliz de hablar por si misma con Kai, el chico que le gustaba o al menos eso pensaba antes del extraño cambio. Mientras seguían charlando, Tsubasa paso cerca de ellos y Ayami lo vio, sintiendo un profundo dolor en su pecho. Ya no sentía a Kai en ese escenario, sus ojos y corazón seguían los pasos de Tsubasa.
En verdad él los había visto hablar y se sintió molesto. Ayami no era la única que se sintió extraña esa mañana, él también estaba sufriendo este cambio, no el de sus cuerpos, sino el de su relación. Todo volvió a la normalidad, incluso la manera en que ambos se relacionaban… Eso pensaba Tsubasa. De regreso al salón, Sakura y Nana se aproximaron a él y comenzaron a hablarle, lo cual lo asusto y hacia sentir extraño.
—¿Qué hacen? —pregunto extrañado.
—¿Qué? ¿Ya no podemos ser tus amigas? —dijo Sakura y Nana sonreía.
—Pero…
—Que hayan regresado a sus cuerpos no significa que ya no nos agrades, Tsubasa —dijo Nana—; incluso tus amigos no son tan tontos como creíamos.
Era extraño, pero Tsubasa se sentía feliz por eso hasta que Ayami regreso al salón. Al verlo junto a sus amigas, se aproximó a ellos sonriendo pero Tsubasa se levantó de un tiro y salió nuevamente del salón, dejándolas sorprendidas.
—Hace un rato se lo veía tan bien con ustedes —dijo Ayami desganada.
—¿Estará molesto por algo? —pregunto Sakura.
La siguiente clase comenzó a la cual el no asistió, Ayami no dejaba de ver su asiento vacío y preguntarse que le podría haber pasado. Después de que terminara, el descanso comenzó junto a la hora del almuerzo, aprovechando ese tiempo, Ayami comenzó a buscarlo decidida a hablar con él, este comportamiento que llevaba la incomodaba. Finalmente logro encontrarlo en el último lugar que faltaba, la terraza, donde solían almorzar juntos cuando no estaban en sus cuerpos. Ahí estaba el, apoyado en la baranda del balcón observado el patio de la escuela perdido en sus pensamientos y acompañado de la soledad, el ruido de los estudiante practicando deportes se oía de fondo. Ayami comenzó a caminar hacia el lentamente para no asustarlo, aun asi el parecía estar en otro lugar, no se percató en lo más mínimo que ella ya estaba a un paso detrás de él.
—¿Tsubasa? —dijo en voz baja y suave que casi se perdía en el viento.
Al notar que este no respondía, decidió tocar su espalda, provocando un sobresalto en él. Volteo y la miro seriamente, algo en ella lo podía por completo pero no iba a dejar que sus sentimientos se apoderaran de su razón.
—¿Por qué estás aquí tan solo? —El solo la ignoro y volteo a volver a ver el patio—¡Escúchame! —grito ella.
—No grites —Volvió a verle.
—Es que tú me ignoras, me ignoras todo el tiempo —Se sentía impotente aunque también recordó la confesión, de seguro él debía sentirse avergonzado de verla tan pronto, pensaba Ayami—; no te comprendo.
—¿No se supone que asi debía ser? Volver a nuestros cuerpos, volver a la normalidad.
—Si ese es el caso, deberíamos pelear como antes —Se molestó.
—¿Quieres eso también? ¡Bien por mí! —Su seriedad la mataba por dentro.
—¡No, no quiero eso!
Tsubasa se aproximó a una muy corta distancia de ella acercando sus labios al oído y susurro.
—Entonces deja de fastidiarme.
Después de pronunciar tal dolorosa frase, se retiró dejándola perdida en la nada con tristeza, el viento parecía susurrarle una y otra vez esas terribles palabras que hacían que su corazón se sintiera frio. Tsubasa había sido dominado por los celos y lastimado a la persona que más apreciaba en ese momento, pero su orgullo era más fuerte.
—Ya eres libre de mí, ya puedes irte con él… —Murmuro mientras bajaba las escaleras con la mirada perdida en un abismo de dolor.
Ayami regreso al salón con una expresión de dolor dejando a sus amigas atónitas y sin palabras, ambas habían visto entrar a Tsubasa con la misma expresión antes que se retirara inesperadamente antes de finalizar la última clase. Decidieron reservas sus preguntas y esperar que su amiga decidiera hablarles, pero esta no lo hizo… La preocupación de sus amigas se hizo notable, incluso la persiguieron de regreso a casa, pero Ayami solo les regalo una sonrisa fingida y palabras falsas: “Estoy bien, nos vemos”; asi fue su despedida. Mudas por el comportamiento de su amiga, solo les quedaba correr por respuestas a otro lugar pero no sabían dónde Tsubasa vivía y tampoco se podían asegurar respuestas por su parte, ya que ambos estaban en el mismo estado de ánimo.
Ayami procuro seguir sus días con alegría y el ánimo habitual que ella tenía para no preocupar a los de su alrededor, por su parte-Tsubasa-seguí con su vieja actitud de chico despreocupada y la ignoraba por completo, a veces hablaba con Nana y Sakura pero nunca nombraba a Ayami. Esto dolía, Ayami sentía ese rechazo y dolía. Cansada de tanto desprecio de parte de Tsubasa, a la salida de una clase de gimnasia se aproximó al el decidida y molesta. El la miro sorprendido, ya que hacía semanas que no hablaban y casi ni se miraban.
—¿Asi van a ser las cosas? —Le pregunto con un estado de ira profundo que con tranquilidad pudo contener.
—¿De qué hablas? —pregunto desentendido, aunque sabía exactamente de que hablaba.
—Lo quieres de ese modo, de ese modo será. Nunca volveré a hablarte —Dio media vuelta con intención de retirase, pero él la nombro y provoco que se detuviera—¡¿Qué?!
—Asi quiero que sea ¿O no entendiste en la terraza?
Ayami quedo atónita mirándolo fijamente, este no demostraba expresión o sentimiento alguno, haciendo que el dolor fuera más intenso. Para suerte de ella, Kai pasaba por ahí y noto la tensión de ese par. Se aproximó rápidamente a ellos y tomo a Ayami del brazo llevándosela con él, antes miro a Tsubasa con desprecio. Al verlos alejarse juntos, el dolor que Tsubasa sintió fue más intenso que nunca, solo le quedo soltar un largo suspiro y seguir su camino, el cual no era en dirección a lo que más amaba.
La nieve se apodero de las calles en esta época tan festiva, las clases no eran tan largas e intensas, las festividades le daban un respiro a los estudiantes y las no tan largas pero muy deseadas vacaciones de invierno habían llegado. Los estudiantes se encontraban en su último di de clases, el cual aprovechaban para despedirse y saludarse por las fiestas, ya que algunos tal vez no se encontrarían. Aunque en el salón de clases de Ayami, los estudiantes habían decidido pasar Navidad juntos y ver los fuegos artificiales juntos en un puente muy famoso de su ciudad frente a un hermoso parque, donde la vista era la más hermosa en toda época del año, pero esta no asistiría ya que había prometido reunirse con Kai ese mismo día. Nana y Sakura lo sabían, por lo que procuraron cubrirla con el resto del salón para que no recibiera acosos o preguntas de si estaban saliendo o enamorados; aun asi había alguien que sabía la verdad pero guardo sus palabras también negando que asistiría ese día. El padre de Tsubasa era estricto en esa fecha y quería pasarla junto a sus dos hijos, ya que en año nuevo siempre viajaba por negocios.
El día terminaba, todos se abrigaban bien y llevaban sus bolsos. Ayami no pudo evitar seguir con la mirada a Tsubasa hasta que atravesó la puerta del salón y se fue. Algo en su pecho no le permitió seguirlo pero tampoco dejar de pensar en él. Sus amigas lo vieron todo, aunque no hablaron nada al respecto al menos hasta abandonar el salón. Ya en la calle, en dirección a sus hogares, no nombraron a Tsubasa para nada.
—Entonces… ¿Te verás con Kai después de todo? —pregunto curiosa Sakura, a lo que Ayami solo se limitó a asentir.
—¿Luego vendrás con nosotros o estarán todo el día juntos? —agrego Nana sus dudas.
—No lo sé, pero de todos modos nos reuniremos al atardecer.
—Entonces podemos reunirnos por la mañana, asi al menos nos vemos —dijo sonriendo Sakura parándose frente a las demás sin dejarlas avanzar—¿Qué les parece? Tomaremos algo caliente y lo acompañaremos con algo dulce, asi podremos intercambiar nuestros regalos.
Las palabras de Sakura lograron una sonrisa en Ayami que hace días no se veía.
—¡Qué gran idea! —respondió Nana acompañada de los ánimos de Ayami y su sonrisa—¡Entonces asi será!
Por un instante, en esa tarde fría y gris, Ayami recupero su ánimo sintiéndose feliz. El camino separo a las amigas, por lo que los pensamientos dolorosos volvieron a una de ellas. La nieve precia tan espesa que le dificultaba el caminar, sus ojos solo miraban el horizonte y rendida ante sus pensamientos paro en una esquina sin pensar, la gente a su alrededor la miraba extrañada pensando cómo podía parar ahí con tanto frio y con el sol a punto de ocultarse. Pero Ayami no notaba nada, solo estaba allí pensando.
—¡Estúpido Tsubasa! —Murmuro.
—¿A quién llamas estúpido?
Ayami oyó una voz muy familiar y al voltear era el, era Tsubasa mirándola molesto por nombrarlo y tratarlo de estúpido. Ella no se había percatado que desvió su camino y no estaba yendo a su hogar, sino al departamento de Tsubasa. Tal vez le había quedado la costumbre en sus pies, pensaba ella o tal vez su corazón los domino por un instante sin que lo notara.
—¿Estas viva? —pregunto con sarcasmo al no recibir reacción por parte de ella—¡Ayami!
Insistió ya que no recibía respuesta le pellizcó una mejilla, lo que hizo que al fin reaccionara con un grito de dolor.
—¡¿Qué haces, tonto?!
—Es que no reaccionabas, pensé que habías muerto congelada. No pensé que eras tan tonta como para quedarte ahí parada con este frio.
Ayami estaba más que sorprendida, hacia días que no oía la voz de él.
—Es que… Es que… —Miro a su alrededor y noto que no era su camino diario—¡¿Qué hago aquí?! —Se preguntó sorprendía.
—Ahora te volviste loca.
Después de decir eso, siguió su camino dejándola atrás pero Ayami lo siguió, al fin había logrado volver a escucharlo.
—¡Espérame!
—No me sigas…
—Pero tengo mucho frio y mi casa está en otra dirección ¿Acompáñame a esa cafetería?
—¿Por qué debo acompañarte?
—Porque fue culpa de tu cuerpo que me acostumbre a ir en esta dirección, ahora acompáñame.
—Estas… —Antes de que terminara de responder, Ayami lo tomo del brazo y entraron juntos al café.
Sin dejarlo hablar, ordeno una taza de café bien caliente para ambos. Ayami temblaba del frio y ansiaba por beber ese café, mientras que Tsubasa solo miraba la ventana, hasta notar que las piernas de ella temblaban de frio. Miro como frotaba sus manos y temblaba, por lo que tomo su bufanda y se la lanzo a la cara.
—Puedes usarla —Le dijo mirando por la ventana, no se atrevía a encontrar sus ojos con los de ella.
—Gracias —dijo con amabilidad y sonrió.
Después de un rato, los café llegaron y los tomaron en silencio, al menos por un buen rato el cual se tornó en un momento un poco incómodo.
—¿No iras a la fiesta de navidad que dará la clase? —Ayami rompió con el silencio.
Este solo negó con un movimiento de cabeza.
—Ya veo ¿Te reunirás con tu padre, verdad?
Este levanto la mirada, ella se acordaba.
—Si… Luego él debe viajar junto a mi hermano esta vez, asi que no puedo faltar —respondía con desinterés.
—¿Hablaras con él? —pregunto sonriendo.
El solo admiro su sonrisa sin responder por unos minutos, luego bajo la mirada y se encogió de hombros.
—¿Debería?
—¡Claro que sí! Ni se te ocurra pensar en no hacerlo, él debe saber que siente su hijo. Debe saber que lo quieres y admiras, pero por pequeñas diferencias se distancian.
Ayami dijo exactamente todo lo que el sentía, lo que el no podía comprender como ella podía entender los sentimientos de los demás asi de fácil pero era muy torpe cuando se trataba de los de ella misma. Soltó una risa y sonrió al verla confundida por su repentina reacción.
—Lo hare, no te preocupes —sonrió.
Ayami se sintió aliviada y alegre de poder haber vuelto a ver esa sonrisa, que al fin estaba en el rostro correcto. Después de terminar sus bebidas, salieron juntos y se despidieron amablemente. Aunque ella sentía que algo debía decirle no pudo hacerlo, sus pies comenzaron a andar por si solos sin parar hasta llegar a su hogar, donde su familia la esperaba cálidamente y con espíritu navideño y festejos, a diferencia de Tsubasa, que solo estaba en su vacío departamento acompañado con la pequeña pero no menos importante compañía de su gato.
—Detesto sentirme tan feliz al verla sonreír, pero lo que más detesto es que esa sonrisa no será mía… —murmuraba en el silencio.
Ella se sentía extraña esa noche en su cama, no podía quitar de su mente la sonrisa de él y cada vez que intentaba olvidarlo sus memorias aparecían ante ella, recordando los momentos que debieron enfrentar juntos ante su problema de cambio de cuerpo, también la vez que comenzaron a ser más cercanos y la noche en que ambos se fueron honestos mutuamente. Pero el pensamiento que más se recalco fue el día en el parque y las palabras que salieron de la boca de él, palabras que ella nunca pensó que el diría y sentimientos por ellas que no creía posible que provinieran de Tsubasa. Asi comenzaron las preguntas ¿Qué sentía ella por él? ¿Por qué no podía olvidar esos sentimientos? Realmente esa noche quería verlo más que nunca lo había deseado antes, solo verlo sonreír como esa tarde en que compartieron juntos el café.
Al día siguiente se levantó temprano para ir a comprar los regalos a sus amigas y a sus pequeños hermanos, recorrió varios lugares esa mañana. Encontró cosas muy hermosas, lo que le contaba decidirse, pero al fin encontró los regalos indicados; a Sakura le compro unos aretes en forma de corazón muy brillantes y rosados, lo cual iban muy bien con su personalidad, y a Nana la novela que tanto deseaba. Ya con sus regalos envueltos, comenzó a caminar y mirar cosas solo por gusto hasta llegar a un local donde había un muy lindo colgante de celular en forma de gato, muy parecido al que Tsubasa tenía como compañera y amaba. Asi que entro al local y lo compro sin pensar bien las cosas, ya que no vería para navidad a Tsubasa y si lo viese después ¿Se atrevería a entregárselo?
De regreso a casa, con los regalos en su mano incluyendo el de Tsubasa, comenzó a pensar en escusas para entregárselo a él. Fue un impulso comprarlo, solo lo vio y pensó en él, sabía que sus acciones eran extrañas ya que no había respondido a sus sentimientos y este tipo de reacciones por su parte la hacían sentir extraña.

—Quiero verlo… —suspiro, ya parada frente a su casa.

Flor ~Hana Sakura~

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