4/8/13

Cambio de personalidad - Cap. 6

  Capitulo 1  
Capítulo 6: Los sentimientos de él.  

El otoño estaba quedando atrás para darle paso a los fríos días de invierno, aun no tan intensos, pero suficientes para darle una señal de advertencia a Ayami. Tsubasa tenía plazo hasta las fiestas para regresar a su cuerpo antes que las cosas comenzaran a complicarse, esto preocupaba mucho a nuestra querida Ayami, aun asi la solución no aparecía y esa extraña mujer no se dignaba a aparecer.
—Hoy pase temprano por el local de esta mujer y no había nadie, solo una jovencita barriendo la calle —dijo Nana—; le pregunte si sabía algo de esa mujer o cuando volvería, pero solo me dio su nombre “Ester”.
—“Ester” ¿Acaso es extranjera? —pregunto Sakura.
—Yo no le note nada extranjero, pero puede ser que su familia lo sea —respondió Tsubasa.
—¡Entonces eso significa que ella debe estar en el extranjero! Por eso se tarda de aparecer —dijo alterada Ayami.
—Cálmate, Ayami —dijo Nana—; cuando viajamos a las aguas termales encontré unos libros interesantes en la biblioteca de ahí, no pensé que fueran de mucha ayuda por eso no los nombre antes pero cuando regresamos estuve buscando más sobre ellos y creo que encontré algo que podría ayudarnos.
—¡Woow Nana! Eres la mejor —sonrió Sakura con admiración.
 —¿Qué encontraste? —pregunto Tsubasa.
Nana abrió su bolso y saco un libro muy viejo, con los bordes desgastados y algunas páginas sueltas, al abrirlo se podía ver el color amarillento que estas tenían y la escritura era muy bella y precisa. La voz de Nana era muy sueva pero precisa, lo cual era muy fácil de entender, además de su perfecta lectura.
El texto hablaba sobre una extraña maldición azteca donde el símbolo del sol y la luna eran muy nombrados, dicha maldición fue lanzada a dos líderes temerarios de distintas tribus, que se mantenían en guerra constante maltratando a sus pueblos por la sed de la victoria; una hechicera no podía soportar esas desgracias provocada por estos hombres por lo que creo la maldición de las “dos caras” utilizando los amuletos del sol y la luna provocando que estos hombres intercambiaran sus almas y no volverían a sí mismos hasta comprenderse entre ellos. Una vez que estos volvieron a recuperar sus almas, las guerras pararon y ambas tribus se unieron para ser una sola. Le llevo casi 5 años comprender el significado de dicha maldición, pero pudieron lograrlo… “El Sol y la Luna, dos caras opuestas, pero dos piezas importantes de una”.
—¡Eso estaba escrito en el papel que la mujer nos dio! —dijo Ayami.
—¿Aún conservan esos collares, verdad? —pregunto Nana.
—Siempre lo llevo conmigo, pienso que son importantes —respondió Ayami, mientras que Tsubasa señalo a su cuello donde el collar estaba.
—Eso es bueno, es bueno que ambos lo tengan —prosiguió Nana—; en el libro se habla mucho de ese collar, ambos guerreros lo tenían… Miren.
Les mostro un dibujo de los collares, eran idénticos a los de ellos.
—¿Pero cómo romperemos esa maldición? A ellos les llevo años hacerlo… Nosotros no tenemos tanto tiempo —replico Ayami.
—En esa época fueron los primeros en sufrirlo y tardaron en comprender esa frase, pero hoy podemos resolverlo antes gracias a ellos —dijo Nana sonriendo—; aquí dice que ellos eligieron el camino de comprenderse entre sí dejando de lados sus diferencias para encontrar sus similitudes, el día en que ambos lo lograron, al darse la mano en señal de tregua sus almas volvieron a sus cuerpos y los collares desaparecieron para volver a las manos de la hechicera.
—Pero es obvio que Ayami y Tsubasa no son iguales pero si se llevan bien, aun asi no han vuelto a sus cuerpos —replico Sakura, que parecía más interesada en el tema que cualquiera de los demás.
—Tal vez ellos dos no tengan muchas similitudes, pero según la frase, deberían de encontrar algo en ellos que los una para que sus almas puedan reconocer sus cuerpos —hablo Nana sin despegar la mirada del libro—¡El Sol y la Luna, dos caras opuestas, pero dos piezas importantes de una! Ambos tienen encontrar ese algo importante que los une para poder liberarse, asi es como yo lo entiendo.
—A mí también me parece muy correcta tu deducción —dijo Tsubasa con una mirada pensativa—; el problemas es saber ¿Cuál es ese algo?
—Llevándonos bien no es suficiente —suspiro Ayami—; debemos encontrar a esa mujer. Tal vez ella sea descendiente de esa hechicera, por eso su nombre sea extranjero.
—Sí, yo también pensé lo mismo —dijo Nana.
—¿Quién era la joven que viste esta mañana? —Le pregunto Tsubasa.
—Era la de la limpieza, dice que siempre suele irse asi pero nunca se sabe cuándo regresa. Tiene llave del local para poder limpieza, deberíamos intentar pedírsela para ver qué más podemos encontrar ahí.
—No creo que confié en nosotros —dijo Sakura—¿O sí?
La campana sonó anunciando que ya debían volver a su clase.
—Debemos intentarlo —dijo Ayami—; pero por ahora regresemos a clase.
Más tarde ese día, Tsubasa le pidió prestado el libro a Nana para ver si encontraba algo más que pudiera ayudarles. No tenía mucha esperanza, pero el tiempo se iba agotando y mientras más pasara más se complicarían las cosas. Además que Tsubasa tenía algo nuevo en que pensar pero no quería hacerlo mientras no estaba en su cuerpo, se sentía inútil.
—¿Ayami?
Una voz masculina lo saco de su transe provocando que despegara la mirada del libro y mirara hacia delante, donde sus ojos encoraron a Kai, la última persona que él quería ver cerca de Ayami en esos momentos.
—¡Ayami! —volvió a nombrarla sonriendo mientras se acercaba a el—; estos días no hemos podido hablarnos, supongo que por los exámenes.
—Eh… Yo —No podía evadirlo—; debió ser por eso —dijo sin ánimos de seguir hablando.
—¿Y cómo te ha ido? —Refiriéndose a los exámenes y sin intenciones de irse.
—Bien en todos, supongo que a ti también.
—¿Qué cosas pregunto? —Comenzó a reír—; eres la presidenta de la clase, era de esperarse —sonrió finalmente.
—No es para tanto —Intentaba ser como Ayami, pero su genio le jugaba en contra—; bueno, ya debo irme.
—Ah, estas apurada —Su sonrisa desapareció—¿Otro día podríamos salir a algún lado? Quiero hablar contigo sobre algo.
Las mejillas de Kai se tiñeron de rosado y bajo la mirada por pena. Tsubasa sentía nauseas, no lo toleraba más.
—¿Podemos hablar de esto luego? Hoy no me siento bien —dijo seriamente sin mover ninguna facción de su rostro.
Kai se sorprendió y sintió incomodidad pero también preocupación por ese cambio repentino con él.
—Bu-Bueno… No, no hay problema —respondió con sorpresa abriendo bien grande sus ojos al verla así.
—No vemos.
Tsubasa se alejó dejándolo sorprendido y solo en el corredor.
—¡Que estupidez, esto no depende de mí! —Se dijo Tsubasa a si mismo mientras se alejaba.
En la Biblioteca, Ayami se encontraba pensando en que pasaría si no resolvían esto a tiempo, la solución a su problema parecía tan distante que la hacía sentir ineficiente e impotente.
—¿Te encuentras bien, Ayami? —pregunto Sakura, quien la acompañaba en su soledad—¿En qué piensas?
—Pienso… —Hizo una breve pausa—; que soy una tonta, me siento inútil al no poder hacer nada —suspiro—¿Porque, si siempre fui buena haciendo todo?
—¡Ayami! Esto no es tu culpa, es muy difícil de descifrar y no por eso eres una inútil.
Ayami se levantó sin ánimos de seguir hablando y se retiró, dejando a Sakura con las palabras en la boca, pero esta corrió tras de ella. Ya en el corredor, ambas se toparon con Tsubasa, que al chocar con Ayami dejo caer el libro, esta solo lo miro indiferente y siguió su camino. Sakura debió disculparse por ella y levanto el libro.
—¿Qué pasa con ella ahora?
—Está un poco deprimida, piensa que el no poder resolver este problema es su culpa y se siente inútil —dijo desanimada—¡¿Eh?! ¿A dónde vas?
—Intentare hablar con ella.
Logro alcanzarla en el patio interno, ella no respondía a sus llamado por lo que debió tomarla del brazo.
—¿No oyes que he estado llamándote? —dijo sin soltarla.
—Yo no… No estoy de humor hoy —gurdo silencio sin voltear.
Tsubasa aun la sostenía del brazo y la tironeo para que volteara, aunque debió esforzarse mucho, ya no tenía la fuerza de su cuerpo con él. Pero sabía que había puesto a Ayami bajo presión al decirle que su tiempo límite era pronto, sentía que era culpable de que ella se sintiera de esta manera.
—No me importa si no estás de humor, debes escuchar lo que diré.
Ayami se sorprendió al verlo tan imponente, aun así lo escucho.
—Esto no es tu culpa, que haya pasado esto, no es tu culpa. Deja de sentirte inútil o así de frágil, si vamos al caso fui yo quien entro a esa tienda, todo esto es nada menos que mi culpa.
—Pero…
No la dejo continuar.
—¡Quiero que te quede claro que no eres responsable de lo que paso o de la solución a esto! Y mucho menos que te sientas bajo presión por el tiempo, decirte eso fue un error de mi parte. No importa que pase, ni el tiempo que transcurra, no me molestaría seguir siendo tú el resto de mi vida —Su corazón se había acelerado—; y mucho menos que tu fueras yo. Sé que no pensaras de la misma manera, y de seguro quieres tu cuerpo, pero aún nos falta investigar y lo lograremos. Prometo que volverás a ser la misma de siempre, ahora ya deja de actuar como… Como… ¡Como lo haría el tonto de yo en un pasado!
Nadia lo noto, pero en ese momento el collar de Tsubasa brillo. Él había encontrado la respuesta a ese extraño sentimiento, sentía como le calor recorría su cuerpo pero estaba feliz de haber podido expresar casi todo lo que sentía, era un nuevo él. Mientras que Ayami no soltaba palabras, había quedado más que sorprendida al ver ese entusiasmo en sus palabras, en verdad él había cambiado pero ella se preguntaba “¿Yo cambie?”; lamentablemente Ayami sabía que aún faltaba ella, Tsubasa estaba haciendo lo más que podía y esas palabras la animaron a seguir, no era solo por ella o el, esta vez era por los dos.
—Gra-Gracias Tsubasa.
Las lágrimas de emoción y melancolía comenzaron a brotar de sus ojos. Tsubasa se sentía apenado, no sabía qué hacer en una situación similar a esta. Pero ella supo cómo calmarlo al regalarle una enorme sonrisa, así él supo que estaba bien. Volvieron juntos a la Biblioteca y en búsqueda de Sakura, quien tenía el libro que Tsubasa estaba leyendo. Mientras caminaban, Ayami solo veía la espalda pensando en las palabras que él había soltado hace un momento. Ella también quería decirle “que estaba bien estando en su cuerpo, y que no le importaría vivir siempre así”; ahora solo le quedaba el arrepentimiento y la espera para poder decirlas claramente como él lo hizo con ella.
Sakura se alegró de verlos volver juntos y sus preocupaciones por su amiga habían desaparecido. Se podía notar un enorme cambio en Ayami, Tsubasa había logrado lo que nadie pudo hasta ahora y eso sorprendía.

—Esos dos ya no son los mismos de antes —murmuro Sakura con una cálida sonrisa en sus rostro y en su corazón. 

Continuara... 

Flor ~Hana Sakura~

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