Capítulo 6: Los
sentimientos de él.
El otoño estaba quedando
atrás para darle paso a los fríos días de invierno, aun no tan intensos, pero suficientes
para darle una señal de advertencia a Ayami. Tsubasa tenía plazo hasta las
fiestas para regresar a su cuerpo antes que las cosas comenzaran a complicarse,
esto preocupaba mucho a nuestra querida Ayami, aun asi la solución no aparecía
y esa extraña mujer no se dignaba a aparecer.
—Hoy pase temprano por el
local de esta mujer y no había nadie, solo una jovencita barriendo la calle —dijo
Nana—; le pregunte si sabía algo de esa mujer o cuando volvería, pero solo me
dio su nombre “Ester”.
—“Ester” ¿Acaso es
extranjera? —pregunto Sakura.
—Yo no le note nada
extranjero, pero puede ser que su familia lo sea —respondió Tsubasa.
—¡Entonces eso significa que
ella debe estar en el extranjero! Por eso se tarda de aparecer —dijo alterada
Ayami.
—Cálmate, Ayami —dijo Nana—;
cuando viajamos a las aguas termales encontré unos libros interesantes en la
biblioteca de ahí, no pensé que fueran de mucha ayuda por eso no los nombre
antes pero cuando regresamos estuve buscando más sobre ellos y creo que
encontré algo que podría ayudarnos.
—¡Woow Nana! Eres la mejor —sonrió
Sakura con admiración.
—¿Qué encontraste? —pregunto Tsubasa.
Nana abrió su bolso y saco
un libro muy viejo, con los bordes desgastados y algunas páginas sueltas, al
abrirlo se podía ver el color amarillento que estas tenían y la escritura era
muy bella y precisa. La voz de Nana era muy sueva pero precisa, lo cual era muy
fácil de entender, además de su perfecta lectura.
El texto hablaba sobre una
extraña maldición azteca donde el símbolo del sol y la luna eran muy nombrados,
dicha maldición fue lanzada a dos líderes temerarios de distintas tribus, que
se mantenían en guerra constante maltratando a sus pueblos por la sed de la
victoria; una hechicera no podía soportar esas desgracias provocada por estos
hombres por lo que creo la maldición de las “dos caras” utilizando los amuletos
del sol y la luna provocando que estos hombres intercambiaran sus almas y no
volverían a sí mismos hasta comprenderse entre ellos. Una vez que estos
volvieron a recuperar sus almas, las guerras pararon y ambas tribus se unieron
para ser una sola. Le llevo casi 5 años comprender el significado de dicha
maldición, pero pudieron lograrlo… “El Sol y la Luna, dos caras opuestas, pero dos piezas
importantes de una”.
—¿Aún conservan esos
collares, verdad? —pregunto Nana.
—Siempre lo llevo conmigo,
pienso que son importantes —respondió Ayami, mientras que Tsubasa señalo a su
cuello donde el collar estaba.
—Eso es bueno, es bueno que
ambos lo tengan —prosiguió Nana—; en el libro se habla mucho de ese collar,
ambos guerreros lo tenían… Miren.
Les mostro un dibujo de los
collares, eran idénticos a los de ellos.
—¿Pero cómo romperemos esa
maldición? A ellos les llevo años hacerlo… Nosotros no tenemos tanto tiempo —replico
Ayami.
—En esa época fueron los
primeros en sufrirlo y tardaron en comprender esa frase, pero hoy podemos
resolverlo antes gracias a ellos —dijo Nana sonriendo—; aquí dice que ellos
eligieron el camino de comprenderse entre sí dejando de lados sus diferencias
para encontrar sus similitudes, el día en que ambos lo lograron, al darse la
mano en señal de tregua sus almas volvieron a sus cuerpos y los collares
desaparecieron para volver a las manos de la hechicera.
—Pero es obvio que Ayami y
Tsubasa no son iguales pero si se llevan bien, aun asi no han vuelto a sus
cuerpos —replico Sakura, que parecía más interesada en el tema que cualquiera
de los demás.
—Tal vez ellos dos no tengan
muchas similitudes, pero según la frase, deberían de encontrar algo en ellos
que los una para que sus almas puedan reconocer sus cuerpos —hablo Nana sin
despegar la mirada del libro—¡El Sol y la Luna, dos caras opuestas, pero dos
piezas importantes de una! Ambos tienen encontrar ese algo importante que los
une para poder liberarse, asi es como yo lo entiendo.
—A mí también me parece muy
correcta tu deducción —dijo Tsubasa con una mirada pensativa—; el problemas es
saber ¿Cuál es ese algo?
—Llevándonos bien no es
suficiente —suspiro Ayami—; debemos encontrar a esa mujer. Tal vez ella sea
descendiente de esa hechicera, por eso su nombre sea extranjero.
—Sí, yo también pensé lo
mismo —dijo Nana.
—¿Quién era la joven que
viste esta mañana? —Le pregunto Tsubasa.
—Era la de la limpieza, dice
que siempre suele irse asi pero nunca se sabe cuándo regresa. Tiene llave del
local para poder limpieza, deberíamos intentar pedírsela para ver qué más
podemos encontrar ahí.
—No creo que confié en nosotros
—dijo Sakura—¿O sí?
La campana sonó anunciando
que ya debían volver a su clase.
—Debemos intentarlo —dijo
Ayami—; pero por ahora regresemos a clase.
Más tarde ese día, Tsubasa
le pidió prestado el libro a Nana para ver si encontraba algo más que pudiera
ayudarles. No tenía mucha esperanza, pero el tiempo se iba agotando y mientras
más pasara más se complicarían las cosas. Además que Tsubasa tenía algo nuevo
en que pensar pero no quería hacerlo mientras no estaba en su cuerpo, se sentía
inútil.
—¿Ayami?
Una voz masculina lo saco de
su transe provocando que despegara la mirada del libro y mirara hacia delante,
donde sus ojos encoraron a Kai, la última persona que él quería ver cerca de
Ayami en esos momentos.
—¡Ayami! —volvió a nombrarla
sonriendo mientras se acercaba a el—; estos días no hemos podido hablarnos,
supongo que por los exámenes.
—Eh… Yo —No podía evadirlo—;
debió ser por eso —dijo sin ánimos de seguir hablando.
—¿Y cómo te ha ido? —Refiriéndose
a los exámenes y sin intenciones de irse.
—Bien en todos, supongo que
a ti también.
—¿Qué cosas pregunto? —Comenzó
a reír—; eres la presidenta de la clase, era de esperarse —sonrió finalmente.
—No es para tanto —Intentaba
ser como Ayami, pero su genio le jugaba en contra—; bueno, ya debo irme.
—Ah, estas apurada —Su
sonrisa desapareció—¿Otro día podríamos salir a algún lado? Quiero hablar
contigo sobre algo.
Las mejillas de Kai se
tiñeron de rosado y bajo la mirada por pena. Tsubasa sentía nauseas, no lo
toleraba más.
—¿Podemos hablar de esto
luego? Hoy no me siento bien —dijo seriamente sin mover ninguna facción de su
rostro.
Kai se sorprendió y sintió
incomodidad pero también preocupación por ese cambio repentino con él.
—Bu-Bueno… No, no hay
problema —respondió con sorpresa abriendo bien grande sus ojos al verla así.
—No vemos.
Tsubasa se alejó dejándolo
sorprendido y solo en el corredor.
—¡Que estupidez, esto no
depende de mí! —Se dijo Tsubasa a si mismo mientras se alejaba.
En la Biblioteca, Ayami se
encontraba pensando en que pasaría si no resolvían esto a tiempo, la solución a
su problema parecía tan distante que la hacía sentir ineficiente e impotente.
—¿Te encuentras bien, Ayami?
—pregunto Sakura, quien la acompañaba en su soledad—¿En qué piensas?
—Pienso… —Hizo una breve
pausa—; que soy una tonta, me siento inútil al no poder hacer nada —suspiro—¿Porque,
si siempre fui buena haciendo todo?
—¡Ayami! Esto no es tu
culpa, es muy difícil de descifrar y no por eso eres una inútil.
Ayami se levantó sin ánimos
de seguir hablando y se retiró, dejando a Sakura con las palabras en la boca,
pero esta corrió tras de ella. Ya en el corredor, ambas se toparon con Tsubasa,
que al chocar con Ayami dejo caer el libro, esta solo lo miro indiferente y
siguió su camino. Sakura debió disculparse por ella y levanto el libro.
—¿Qué pasa con ella ahora?
—Está un poco deprimida,
piensa que el no poder resolver este problema es su culpa y se siente inútil —dijo
desanimada—¡¿Eh?! ¿A dónde vas?
—Intentare hablar con ella.
Logro alcanzarla en el patio
interno, ella no respondía a sus llamado por lo que debió tomarla del brazo.
—¿No oyes que he estado
llamándote? —dijo sin soltarla.
—Yo no… No estoy de humor
hoy —gurdo silencio sin voltear.
Tsubasa aun la sostenía del
brazo y la tironeo para que volteara, aunque debió esforzarse mucho, ya no
tenía la fuerza de su cuerpo con él. Pero sabía que había puesto a Ayami bajo
presión al decirle que su tiempo límite era pronto, sentía que era culpable de
que ella se sintiera de esta manera.
—No me importa si no estás
de humor, debes escuchar lo que diré.
Ayami se sorprendió al verlo
tan imponente, aun así lo escucho.
—Esto no es tu culpa, que
haya pasado esto, no es tu culpa. Deja de sentirte inútil o así de frágil, si
vamos al caso fui yo quien entro a esa tienda, todo esto es nada menos que mi
culpa.
—Pero…
No la dejo continuar.
—¡Quiero que te quede claro
que no eres responsable de lo que paso o de la solución a esto! Y mucho menos
que te sientas bajo presión por el tiempo, decirte eso fue un error de mi
parte. No importa que pase, ni el tiempo que transcurra, no me molestaría
seguir siendo tú el resto de mi vida —Su corazón se había acelerado—; y mucho
menos que tu fueras yo. Sé que no pensaras de la misma manera, y de seguro
quieres tu cuerpo, pero aún nos falta investigar y lo lograremos. Prometo que
volverás a ser la misma de siempre, ahora ya deja de actuar como… Como… ¡Como
lo haría el tonto de yo en un pasado!
Nadia lo noto, pero en ese
momento el collar de Tsubasa brillo. Él había encontrado la respuesta a ese
extraño sentimiento, sentía como le calor recorría su cuerpo pero estaba feliz
de haber podido expresar casi todo lo que sentía, era un nuevo él. Mientras que
Ayami no soltaba palabras, había quedado más que sorprendida al ver ese
entusiasmo en sus palabras, en verdad él había cambiado pero ella se preguntaba
“¿Yo cambie?”; lamentablemente Ayami
sabía que aún faltaba ella, Tsubasa estaba haciendo lo más que podía y esas
palabras la animaron a seguir, no era solo por ella o el, esta vez era por los
dos.
—Gra-Gracias Tsubasa.
Las lágrimas de emoción y
melancolía comenzaron a brotar de sus ojos. Tsubasa se sentía apenado, no sabía
qué hacer en una situación similar a esta. Pero ella supo cómo calmarlo al
regalarle una enorme sonrisa, así él supo que estaba bien. Volvieron juntos a
la Biblioteca y en búsqueda de Sakura, quien tenía el libro que Tsubasa estaba
leyendo. Mientras caminaban, Ayami solo veía la espalda pensando en las
palabras que él había soltado hace un momento. Ella también quería decirle “que estaba bien estando en su cuerpo, y que
no le importaría vivir siempre así”; ahora solo le quedaba el
arrepentimiento y la espera para poder decirlas claramente como él lo hizo con
ella.
Sakura se alegró de verlos
volver juntos y sus preocupaciones por su amiga habían desaparecido. Se podía
notar un enorme cambio en Ayami, Tsubasa había logrado lo que nadie pudo hasta
ahora y eso sorprendía.
—Esos dos ya no son los
mismos de antes —murmuro Sakura con una cálida sonrisa en sus rostro y en su
corazón.
Continuara...
Flor ~Hana Sakura~
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