Hola, tanto tiempo no? Si, lo se -_- tuve problemas con blogger y el me gano ok, no :B por suerte se ve que esta solucionado !! Esperemos que asi siga, asi que les dejo el siguiente capitulo de Cambio de Personalidad y NO SOLO UNO, enseguida publico el que le sigue por haberme retrasado tanto ^^ ... Bueno, besos ! Espero que les guste ...
Capitulo 1
Capítulo 8: De
vuelta a donde estábamos.
—¿Saldrán juntos este fin de
semana? —pregunto sorprendida Sakura.
—Ya te explique la razón,
debo saber más de el —respondió Ayami mientras hacían fila en la cafetería—;
solo me queda pedirles a ustedes un favor.
Nana y Sakura se miraron
entre sí.
—Quiero que vigilen a Kai,
no quiero que nos sorprenda juntos y vuelva a malinterpretar las cosas —dijo en
voz baja.
—¿Cómo sabes que el estará
allí?
—No lo sé, solo quiero que
vigilen sus paso hasta que termine de investigar y le día termine ¿Si?
—Otra vez de espías —dijo
Sakura.
—¿Otra vez? —pregunto Ayami.
—No, no es nada —dijo riendo
Nana mientras tapaba la boca de Sakura, recordando el día que la siguieron a
ella y a Tsubasa pensando que tenían una relación secreta—¿Y a qué hora se
encontraran?
—Por la tarde.
—Entonces debemos ir
temprano a la casa de Kai para saber dónde anduviera —decía Nana mientras
pensaba—; salvo que encontremos a alguien que nos de esa información —Miro a
Sakura con una sonrisa macabra.
—¡¿Qué?! —grito Sakura al
saber de qué se trataba.
—Solo debes hacerte la linda
con Sazuke, él es compañero de Kai y se hablan. Podrá decirnos que hace ese día
o incluso podríamos mandarlo a que lo invite a estar con el —decía Nana.
—¿Pero porque?
—Porque el gusta de ti,
Ayami lo confirmo.
—Pero pedirá algo a cambio y
yo no le daré nada.
—No tienes que hacer nada
que tú quieras, pero algo debe recibir. Tal vez le puedes prometer subir a un
juego con el cuándo la salida de Ayami finalice.
Sakura aún no lo tomaba muy
bien, pero acepto por el bien de sus amigos, ya que a Tsubasa lo consideraba
uno ahora. El tiempo había pasado y las cosas entre ellos había mejorado, ahora
ya no había peleas, sino amistad.
Más tarde ese día,
Nana-acompañada por Sakura-habló con Sazuke, el cual no entendía mucho el
porqué de su misión pero acepto sin pensarlo dos veces al saber que subiría a
una atracción con Sakura ese fin de semana. Tsubasa no estaba enterado de nada,
pero según Ayami eso no hacía falta.
La semana termino muy rápido
y el sábado-el día en que saldrían-, fue un día de puros nervios para Tsubasa. Pese
a que él sabía que no era una cita, se sentía nervioso como si lo fuese; nadie
le creería, pero era la primera vez que se sentía así de nervioso al salir con
una chica. No sabía que ropa usar, de todos modos no sorprendería a Ayami con
su propio cuerpo, así que tomo lo mas cómodo y abrigado con esperanzas de pasar
un buen día y no dejar que su corazón se precipitara. La hora de la reunión se
aproximaba, salió calmado hasta el punto de encuentro mientras se dejaba llevar
por sus pensamientos y el frio. Mientras tanto, Sakura y Nana seguían a Sazuke,
quien había estado desde el mediodía con Kai. Este sentía que era extraño que
Sazuke quisiera que le explicara para los exámenes, aun así había aceptado y se
pasaron varias horas en la biblioteca. Pero cuando ya no había más que
explicar, Sazuke no supo que hacer, Kai quería regresar a su casa.
Kai no entendía porque debía
esperarlo, ya que no eran tan buenos amigos, aun así asintió.
—¿Y ahora qué hago?
—Está bien, ya hiciste
suficiente —Le dijo Nana—; ahora solo nos queda seguirlo, Sakura.
—No sé por qué hacen esto
pero… ¿Puedo acompañarlas?
Ambas se miraron.
—Puedes sernos útil, está
bien —respondió Nana.
Sakura no lo tomo con tanta
alegría pero Sazuke estaba emocionado. Luego regreso y se despidió de Kai, el
cual lo seguía mirando muy extraño pero aun así se despidió y regreso a su
casa, sin saber que lo seguían.
—Parece que se quedara en
casa —dijo Nana—; esperaremos en el café de aquí al frente.
Sazuke estaba con una
sonrisa de oreja a oreja, no solo compartiría un juego junto a Sakura, sino un
día entero. Volviendo a Tsubasa, él ya había llegado al lugar que Ayami le
indico y esperaba por ella.
—Aquí estoy ¿Esperaste
demasiado? —dijo sonriendo Ayami.
—Se supone que la chica es
quien llega tarde, tonta —reía.
—Me… ¿Me trataste de hombre?
—Siempre fuiste un chico —comenzó
a reír—; ya vámonos, hace frio. Creo que esta noche nevara.
—¿Tú crees? Ojala, amo la
nieve —dijo ella sonriendo.
—Se supone que debes saber
más de mí, no yo de ti —dijo con gracias.
—Está bien, lo siento, señor
sabe lo todo —Su voz tenía una pisca de sarcasmo.
Mientras su conversación
continuaba, ellos caminaban por las frías callas de su ciudad, la cual más fría
se pondría al estar el sol a punto de ocultarse. El invierno y las festividades
eran lo que destacaba en ese mes, las luces decorativas adornaban los parques y
árboles en su camino, los hogares ya con decoraciones navideñas en sus puertas
y ventanas, solo esperaban por la tan pedida nieve con la que los niños se
divertían y esperaban que alguna clase se cancelara por los caminos
desbordados, sueños de niños en esa época tan festiva.
—Y entonces ¿Prefieres la
nieve o el calor de verano?
—Creo que prefiero la
primavera, ni muy caluroso pero lo suficientemente fresco para no morir de
sudor, además del rico aroma a flores —sonrió.
Ayami quedo encantada, no
sabía que debajo de ese áspero y frívolo aspecto que el antes mostraba, siempre
hubo alguien que pensara de esa manera tan dulce.
—Mmm… ¿Dulce o Salado?
—¿Esto es un interrogatorio?
Me siento acosado —dijo mientras reía.
Ya estaban en la entrada del
parque de atracciones, muy grande para sorpresa de ambos, con decoraciones
navideñas por donde fuera que sus ojos miraran. Familias por doquier paseando
con sus hijos, parejas y grupos de amigos llenaban el lugar, pese a que era el
primer día, la voz de estas atracciones había corrido lo suficiente para que
muchos llegaran con ansias de diversión ese día.
—¡Que cantidad de personas!
Nunca pensé que se llenaría el primer día —exclamo Ayami sin despegar la mirada
del inmenso parque.
—¿Y qué esperabas? Es la
inauguración, ñoña.
—Anotando, Tsubasa puede ser
buena persona pero muy insensible a la vez.
—¡No lo anotes en serio!
Ayami reía, mientras comenzó
a caminar para entrar al parque, seguida por Tsubasa quien aún la regañaba. Las
atracciones iluminaron los ojos de ella, pese a que siempre debió ser la más
responsable en su casa, amaba los parques, le recordaban a su niñez. Siempre
iba en familia, esta sería su primera vez con un chico, aunque no lo veía del
modo que otra chica lo vería, además que en esos momentos ella era el chico en
esta salida.
—Espera, no corras tan
rápido. Tus piernas son muy cortas —gritaba Tsubasa.
Una mujer mayor lo oyó y lo
miraba raro, esas palabras le había dado curiosidad a la mujer. Tsubasa se
percató y le sonrió diciendo “solo bromeaba”, luego siguió corriendo tras su
compañera. La mujer aun no entendía, solo reía mientras pensaba en la juventud
de hoy en día. Después de tanto correr, alcanzo a Ayami cuando esta freno en
una atracción muy salvaje, la montaña rusa, un juego que seguro un hombre
amaría más que una mujer, pero en este caso era al revés.
—¿No querrás subir a eso,
verdad? —pregunto Tsubasa algo inhibido por tal grande juego.
—¿No me digas que le temes?
Eres literalmente una niña —Comenzó a reír.
—¡Claro que no, vamos a
subir!
Tsubasa mentía, le aterraban
ese tipo de juegos por el vértigo que sentía al subir a ellos. Incluso, casi
nunca uso el elevador de su edificio para llegar a su departamento, y eso que
solo está en el 3cer piso. Trago saliva y con pasos duros y firmes siguió a su
compañera, la cual desbordaba de emoción al saber que su turno ya había
llegado. Ya no podía escapar, el juego comenzó. Fue muy divertido, rápido y le
causo mucho miedo a Tsubasa, quien no dejo de gritar como una niña, pero
gracias a que no estaba en su cuerpo, se sintió libre de asustarse sabiendo que
nadie se burlaría de el al bajar.
—En definitiva, eres un cobarde
—reía Ayami, la única que sabía que él era un cobarde como hombre—; ahora se
mas de ti —sonrió.
Tsubasa no pudo decir nada,
el brillo de su sonrisa lo enmudeció.
—¿Qué sigue? —preguntaba
Ayami, de tanta emoción se había olvidado el propósito de la salida. Tsubasa
solo podía seguirla y sentir un temblor en su estómago y fuertes latidos que
recorrían con calor todo su cuerpo, sin importarle nada a su alrededor más que
verla sonreír y tan feliz como un niño.
Pasaron el resto de la tarde
subiendo a distintos juegos, pero la noche ya había llegado acompañada con un
fuerte frio. Ayami recordó su propósito y sintió que había desperdiciado su
oportunidad de conocer más de su amigo, todo por su instinto de niño al ver un
parque de atracciones. Decidieron parar un momento para comer algo dulce antes
del último juego, el cual dejaría que el escogiera ya que ella paso escogiendo
todos las atracciones esa tarde. Después
de comprar unas deliciosas porciones de pastel, Ayami corrió a la mesa donde
Tsubasa esperaba por ella y comenzó de nuevo su investigación. El aún no estaba
tan interesado en comer o seguir paseando, sus sentimientos por ellas iban a
explotar si esto continuaba.
—¡Aquí tienes, pastel de
fresas! —dijo con entusiasmo—¿No vas a comer?
Pregunto al verlo con la
mirada perdida sin prestar atención a la comida.
—¡Eh! Perdón, me distraje.
—Es verdad, olvidaste
responder di te gustaba lo dulce o salado ¿Quieres que compre algo más que
esto? —Se levantó pero él la tomo del brazo.
—Está bien, come primero.
Ayami le hizo cas, pero aun
sentía que seguía haciendo las cosas mal. A punto de comer otro bocado de
pastel se detuvo y miro fijo a Tsubasa.
—¿dulce o salado? En verdad
puedo comprar algo más.
El la miro sorprendido y no
dejaba de mirarla hasta acercarse a una distancia muy reducida entre ellos. Tomo
la mano que tenía ella con el trozo de pastel y lo introdujo en su boca, la
cual estaba a centímetros de la de ella. En ese momento Tsubasa no vio su
rostro al hacerlo, sino el rostro de una jovencita con sus mejillas coloradas
por tal acción que él había realizado. Luego se apartó y se acomodó nuevamente
frente a ella.
—Me gustan las cosas dulces —dijo
sin mirarla.
Ayami aún seguía sonrojada y
una cálida sensación recorría todo su cuerpo, algo eléctrica pero reconfortante
a la vez. Las palabras le eran difícil de soltar en ese momento, pero debía
romper esa atmosfera que ni ella comprendía como se había formado.
—Ya… Ya veo —respondió, aun
sonrojada—¿De-Después a que atracción subiremos?
—Creo que ya es todo por hoy,
otro día puedes preguntarme más sobre me —dijo desanimado.
—Pe-Pero…
Continuaron comiendo en
silencio hasta terminar, luego comenzaron a caminar directo a la salida. Ayami
les aviso a sus amigas que ya había terminado, las cuales se sintieron muy
aliviadas hasta que Sazuke miro sonriendo a Sakura, la cual ya había olvidado
su acuerdo. La llevo hasta el parque con intenciones de subir a la rueda de la
fortuna juntos, pero antes le rogo a Nana que la esperara abajo. Esta aceptó y
compro comida mientras los esperaba, sin percatarse de la presencia de Tsubasa
y Ayami que venían caminado en esa dirección, donde ella esperaba sentada en
una banca frente al juego.
Ayami sentía un repentino
dolor en su pecho y sabía que si volvían a casa con esos sentimiento luego se
arrepentiría, sabía que él no estaba de ánimos y quería por lo menos alegrarlo
antes de que el día terminara, aun así la noche ya se había apoderado del
parque en donde la luces eran las que llenaban el lugar de resplandor y color.
Miro la rueda de la fortuna, no era uno de sus juegos preferido pero era al
único al que no habían ido y era el más tranquilo, Tsubasa no le temería a un
juego tan tranquilo y suave como ese, al menos allí podrían hablar y así
comprenderlo más.
—Tsubasa, espera. Subamos a
uno más —dijo mientras señalaba la atracción.
Tsubasa sonrió aceptando, un
juego mas no le haría daño, además que era el juego preferido de su madre y
antes de su muerte subían juntos todos los años. Ellos no se percataron, pero
Nana los vio subir, mientras que Sakura no los noto al estar aturdida de las
palabras de su compañero, el cual no dejaba de hablar contándole anécdotas de
su deporte preferido. Los coordinadores acomodaron a las parejas en cada cabina
y aún vez completadas todas, la vuelta comenzó. Tsubasa permanecía mirando por
la ventana, los nervios no le permitían mirarla a los ojos, a diferencia de
ella quien estaba muy emocionada aun.
—En verdad eres un niño
suelto —dijo el, seguido por una corta risa.
—¡Oye! Los parques siempre
me divierten —sonrió—¿Qué me dices tú? No parecías disgustado al subir aquí,
también te gustan.
—A todo el mundo le gustan
los parques, solo que en mi caso ya no está esa persona que siempre me
acompañaba —Ayami sabía que hablaba de su madre por su tono de voz tan cálido—;
de hecho, este era su juego preferido —Tsubasa sonrió mientras gurdo unos
minutos de silencio.
—Puedo ser tu compañera —dijo
sonriendo—; ya no tendrás que estar triste cada vez que visites uno de estos
lugares, puedo ir a todos a los que tu madre te llevaba y hacerte sonreír.
El corazón de Tsubasa se aceleró
más rápido que nunca en su vida, la sonrisa de ella le ilumino el alma. Tal vez
no lo sabía, tal vez él debía hacerla comprender. Sus días ya no eran tristes
desde que supo que ella estaba a su lado.
—Me gustas.
Un silencio de apodero de
ese pequeño espacio, el sin mirar al frente bajo su mirada al suelo, ella
atónita por la sorpresa se sonrojo. Un fuerte latido en su pecho la despertó
tomándola por sorpresa, puso sus manos en su pecho y siguió mirándolo con
sorpresa.
—No quiero una respuesta,
solo quería expresar mis sentimientos —continuo sin mirarla.
Ella no lo dijo en voz alta,
pero en su interior lo grito. Ese instante fue en el que su corazón comprendió
lo que significaba, lo que su alma gritaba. Solo eso basto para que ambos
collares comenzaran a brillar, comprender los sentimientos de cada uno fue la
respuesta que resolvió el acertijo, ya no necesitaban de una ayuda, el resto
corre por cuenta propia. Ahora ellos eran quienes debían seguir o no a su
corazón, deberían escoger sus propios caminos. Un destello luminoso deslumbro
la pequeña cabina de la rueda y sus almas regresaron rápidamente a sus cuerpos
correspondientes. Fue una sensación extraña para ambos, ya que la primera vez
habían estado durmiendo, esta vez sintieron el poder que salía y entraba en
ellos.
Sin palabras, mirándose el
uno al otro, el juego llegaba a su fin donde ambos debían bajar y seguir el
camino escogido. Tsubasa en ese momento sintió dudas de perderla pero el ya no
podía hacer más, solo de su respuesta dependía. No quería escucharla, no quería
vivir ese dolor por ahora sintió que lo mejor era evitarlo. Las puertas se
abrieron y el salió prácticamente corriendo. Ayami no reacciono, el estar de
regreso en su cuerpo fue más que una sorpresa ¿Qué haría ahora?
La respuesta no era
exactamente el amor, sino el comprender los sentimientos mutuos, aunque para
ellos el corazón actuó por si solo dejándoles un acertijo más por resolver, el
cual no tenía nada que ver con talismanes o hechiceros, sino con la juventud,
con los corazones agitados de dos jóvenes enamorados.
Flor ~Hana Sakura~
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